CURIOSIDADES

En este apartado podréis encontrar información más ampliada sobre la deficiencia visual:
En primer lugar nos vamos a centrar en la autonomía de las personas con deficiencia visual, en concreto en las técnicas de orientación y movilidad y en las habilidades de la vida diaria.
La ceguera y la deficiencia visual desencadenan una serie de efectos de gran trascendencia en la autonomía de las personas. El desempeño de actividades cotidianas como pasear, desplazarse al lugar de estudio, llamar por teléfono o comer, se convierte, al no contar con una adecuada capacidad visual, en una tarea dificultosa pues se encuentran con la imposibilidad de observar, de forma natural, modelos pertenecientes al grupo de iguales o al de los adultos. Antes de iniciarse la instrucción formal de las habilidades de orientación y movilidad (OyM) y de la vida diaria (HVD) es necesario que el sujeto cuente, en su repertorio de conductas, con una serie de competencias de carácter perceptivo, motor y cognitivo, que le permitan acceder a la enseñanza de destrezas complejas de desplazamiento y de la vida diaria. La orientación se define como el proceso, mediante el cual, la persona emplea los sentidos para establecer su posición y relación con los demás objetos significativos del medio y la movilidad como la disposición y facilidad para desplazarse en el entorno. El entrenamiento formal en orientación y movilidad favorece que el niño adquiera, progresivamente, habilidades que le permitan llevar a cabo tareas propias de su grupo de edad, facilitándose la integración social y un impacto positivo en el auto concepto. La capacidad para desarrollar la conciencia del entorno por parte de una persona ciega, es consecuencia de la concentración y de la práctica después de un periodo de aprendizaje. Los componentes de los programas de movilidad formal contemplan actividades diversas tales como: sistemas de desplazamiento con un guía experto, métodos de utilización de auxiliares de movilidad (bastones, ayudas electrónicas, ayudas ópticas), procedimientos de realización de cruces, estrategias de interacción con el público, etc. La selección de ambientes de enseñanza propicios y ordenados en dificultad, la posición del especialista con respecto al alumno y el aprendizaje en sí de las técnicas, constituyen las tres variables que han de conjugarse en la enseñanza de las habilidades de orientación y movilidad. Las necesidades de desplazamiento autónomo varían en las personas de acuerdo con la edad y las normas sociales al uso, por esta razón, la enseñanza de la orientación y movilidad a los niños con problemas visuales ha de darse de forma progresiva en el marco de un proceso continuo en el que se agreguen nuevos logros a partir de necesidades y requerimientos actuales.
 El término habilidades para la vida diana se refiere a un grupo variado de competencias relativas al comportamiento habitual y cotidiano de las personas (higiene y arreglo personal, desenvolvimiento en la mesa, realización de las tareas domésticas, etc.) Los contenidos de los programas de enseñanza de las habilidades de la vida diana a los niños ciegos y deficientes visuales, integran aspectos comunes con la población general y otros, de carácter particular, inherentes a las necesidades especiales que se derivan de la pérdida total o parcial de la visión Como en el caso de las habilidades de orientación y movilidad, la adquisición de los hábitos de la vida diaria, ha de producirse en diferentes momentos del desarrollo tomando como referencia normas evolutivas estándar y las exigencias de carácter social. El estudio del ambiente en donde se va a dar la enseñanza y/o la posterior generalización de los comportamientos adquiridos, la evaluación del funcionamiento y la utilización de la visión que el alumno realiza y los métodos y estrategias que han de seguir para propiciar el aprovechamiento óptimo del remanente visual, constituyen los componentes básicos del programa de enseñanza a este sector de población.
Tanto para el entrenamiento en estas técnicas como para el entrenamiento de las ayudas ópticas y electrónicas, cuando son necesarias, por existir un resto visual, la ONCE cuenta con Servicios de Rehabilitación Integral (SRI) que trabajan en coordinación con los Equipos Específicos de Atención Educativa; y que cuentan con profesionales específicos (oftalmólogo, óptico y técnico de rehabilitación) para esta labor.
No es solo importante la autonomía que desarrollan estos niños si no también algunas estrategias que debe conocer el docente para relacionarse con ellos:
Las necesidades educativas específicas que presentan los alumnos ciegos y con baja visión se relacionan directamente con las implicaciones que resultan de la discapacidad visual. Algunas estrategias de actuación de carácter general que habrán de tenerse en cuenta a la hora del contacto con estos alumnos, son las siguientes:

- Es esencial, establecer con él un vínculo desde lo personal y no desde el déficit. Esto le da permiso para diferenciarse e integrar sus propios sentimientos.
- Reducir nuestras propias vacilaciones frente al alumno para no incrementar su inseguridad.
- Permitirle autonomía. No ayudarle si no lo necesita. Hacerle ver sus posibilidades reales.
- No negar sus limitaciones. Preguntarle sobre sus necesidades. Si se quiere saber algo de él, se le debe preguntar directamente.
- Saludarlo. No jugar a las adivinanzas ni ponerlo a prueba: identificarse.
- Decir las cosas claramente. No evitar palabras relativas a la visión.
- En definitiva conocer las características de este déficit, para actuar con naturalidad y devolverle al alumno la imagen de una persona valiosa en sí misma, por encima de su deficiencia.
- Una estimulación multisensorial, que permita y favorezca la utilización de todos los sentidos, sobre todo tacto y oído.
- Trabajar sobre objetos y situaciones de la vida real.
- Verbalizar todas las situaciones utilizando un lenguaje concreto.
- Anticipar verbalmente algunos hechos, sobre todo si el entorno es poco conocido. Evitar sorpresas.
- Dar información adicional en los casos que el alumno no pueda percibir los datos significativos por sí mismo.
- Controlar el nivel de ruido en el aula.
- Tener en cuenta que la percepción háptica es analítica, por lo que el alumno necesita un tiempo mayor que el que se necesita visualmente para componer mentalmente la globalidad, una vez que ha tocado el objeto de forma sucesiva y organizada; algo que precisa entrenamiento.


Debemos tener en cuenta cuáles son los canales para poder obtener información del mundo en que viven y con el que han de interactuar y en consecuencia como han de obtener de ellos el máximo aprovechamiento. Se precisará:

- Tomar conciencia de los procesos que se realizan y transmitir los datos significativos de los mismos.

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